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Yefímovich Novikh Rasputín, y el ocaso de un misterio


Ésta es la historiade los últimos tiempos de la Rusia de los zares. Mucho se ha escrito sobreaquel período, pero pocos lo hicieron con el conocimiento y la sutileza de Pradwin.Estudia los graves y complejos problemas que condujeron a todo un pueblo atomar las riendas de su futuro, y analiza la figura siniestra de Rasputín, suvida libertina y fastuosa y su influencia sobre la zarina. Su muerte constituyeun trágico testimonio de la desintegración de la Corte y del régimen de loszares. La vida íntima de los grandes personajes, los errores de losgobernantes, las sublevaciones, el contraespionaje, ninguna faceta de aquelagitado período tiene secretos para Pradwin.

Esta es una obra de gran valor político, estudiopsicológico, crítica social y rigurosa documentación histórica estructuradacomo una novela.

Baja el libro aquí:

http://www.esnips.com/doc/e50e3217-85d3-4d67-a855-

8ba58e973b02/Prawdin,-Michael---Rasputín-y-el-ocaso-

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UNDERWORLD , RAGNAROD

ROBERT DOISNEAU


Robert Doisneau (1912-1994) encarna al fotógrafo humanista -corriente a la que pertenecieron Jean Dieuzaide y Willy Ronis-, y es el gran retratista de París. Esta foto de Picasso y Françoise Gilot es de 1951. A mí me parece extraordinaria, teatral y doliente. Gilot fue la única mujer que abandonó a Picasso. Esos ojos claros ya lo dicen casi todo.

Sí, Françoise Gilot lo abandonó, y puedo imaginar lo que fue para el ego de Picasso. Recuerdo que lei que cuando se dio la ruptura entre los dos él la retrató con el rostro partido a la mitad. Pero pronto llegó Dora, se consoló rápido, no debió de sufrir mucho el señor, o quien sabe, no se puede especular.

Bataille ha escrito sobre la sexualidad de Picasso con fascinación. En un artículo de la escritora Paula Izquierdo, se comenta que el GRAN escritor francés dice al respecto: "Picasso descubría el sentimiento de violencia elemental que inflamaba cada manifestación erótica. Por esencia, el terreno del erotismo es el terreno de la violencia, de la violación...".

CREPÚSCULO



En 2005 Stephenie Meyer escribió una historia juvenil de vampiros sin grandes pretensiones llamada Crepúsculo, en la que una solitaria adolescente, Isabella Swan (Bella), conoce a un misterioso y seductor joven, Edward Cullen, que aunque aparenta 16 años es en realidad un vampiro con más de 100. Pronto se enamoran pero deberán ocultar su amor a todo el mundo. Para complicar la cosa aún más existen unos vampiros "malos" que quieren acabar con Bella, y una rivalidad ancestral entre vampiros y licántropos (hombres lobo), lo que resulta decisivo en la trama cuando Bella descubre que su mejor amigo, Jacob, es precisamente uno de ellos.
Esta historia de amor imposible se convirtió en poco tiempo en un fenómeno editorial y social que trascendió las fronteras de la literatura juvenil y alcanzó al público de todas las edades de varios países que reclamaban nuevos títulos.

Así, en 2006 se publicó Luna Nueva, en 2007 Eclipse y ahora Amanecer, la última entrega de la saga que comienza con Edward y Bella preparando su boda y el día en que él la convertirá en inmortal. No vamos a desvelar nada más, pero recuerda que "en la batalla final sólo el amor te hará invencible".

EL SARCÓFAGO DE ALUMINIO




Tom llegó a la antesala de los ascensores. Puntual como cada mañana a pesar del día otoñal de lluvia torrencial, y con los vapores del sueño todavía sin despejar. Con más resbalones de los acostumbrados y a equilibrios con el maletín, porque el servicio tenía la mala costumbre de encerar el suelo de mármol a diario, y las goteras de las gabardinas y los paraguas de los oficinistas lo habían convertido en una pista de patinaje.

La misma hora de cada día, el mismo ascensor y la misma gente. En la espera del timbrazo de llegada y mientras disimulaba buscar en el maletín unos documentos extraviados que nunca tuvo ni perdió, reparó una vez más en los habituales que esperaban junto a él. Extraños de los que no conocía ni el nombre y que apodaba en el refugio de su intimidad por el trabajo que desempeñaban. El estirado de traje impecable que siempre rezaba murmullos por la salvación de los balances de ventas, el bajito de mirada asustada con abrigo hasta las rodillas y que susurraba un tímido Buenos días, la secretaria sin edad y demasiado formal del piso de arriba, el gerente malhumorado del piso de abajo, el recién casado y compañero de empresa siempre con la corbata torcida y del que ni siquiera sabía el nombre, la insípida traductora de la distribuidora de mecanizados…

Un zumbido y las hojas de aluminio se abrieron. Tom entró como todos, con empujones formales para coger el mejor sitio en alguno de los rincones. A punto de cerrarse alguien detuvo el cierre automático, Irene la jefa del departamento octavo.

Entró como un soplo de aire fresco, con una sonrisa de cortesía repartida a los pasajeros y pisando fuerte para que todos admirasen los tacones de los zapatos nuevos y de paso las medias de seda negra que ascendían sugerentes…

Para Tom, que consideraba al ascensor una especie de sarcófago de aluminio, el silencio diplomático de los pasajeros rozaba el absurdo. Todos, incluido él, parecían concentrados en los trajines laborales pero en realidad se mordían la lengua porque deseaban chismorrear a todo trapo de los pasajeros. Atentos todos, incluido él, del menor murmullo, del más sincero carraspeo, escudriñando en el pequeño horizonte para encontrar una mirada reveladora. Pero como ninguno tenía cómplice de viaje no tenían más remedio que fisgonear de reojo y apuntar en la memoria los falsos chismes de oficinista que luego murmurarían en las tertulias de pasillo.

La presencia de Irene compartiendo el mismo espacio vital le superaba, y no solo a él, podía notar en el resto de pasajeros la misma perturbación que él padecía. Sería el perfume que engatusaba los sentidos, el resplandor cegador del maquillaje, la majestuosidad de los gestos, la poderosa personalidad que empequeñecía al resto de mortales que compartían ascensor. Tom hasta respiraba con disimulo, fuese que semejante reina se incomodara por la osadía de plebeyo.

Apenas dos días antes, Irene, Tom y el ascensor compartieron el mismo sueño. Por supuesto fue la conciencia de Tom quien manejó el argumento, y como el sueño glorioso no podía culminarse de otra manera, Irene se convirtió en la diva ardiente y desenfrenada de sus fantasías más voluptuosas, y tanto se convirtió que hasta consiguió arrancarle los botones de la camisa a mordiscos.

Estaba enamorado de ella. Sin condiciones y en absoluto secreto, con todo el empeño al que un oficinista insignificante podía aspirar sin descubrirse en la audacia o en el ridículo. Cada noche de insomnio pensaba en ella, hasta el punto en que ya no sabía si ella era la culpable de su mal sueño o si no podía conciliarlo porque pensaba en ella. Pero una vez despierto, y con la pesadilla amorosa diluida en el pozo del olvido, conseguía vengarse con creces. Así, en las tertulias de pasillo y ante otros charlatanes tan truhanes como él, conseguía mancillarla hasta convertirla en la fulana jefa del departamento octavo.

Ella nunca se fijaría en él, Tom lo sabía desde el día en que la saludó con la mejor sonrisa que pudo representar y que ella despreció esquivando la mirada con un gesto altivo propio de una reina, eso sí, le obsequió con la contemplación del cuello más hermoso que vería nunca…

Tom tenía las dos batallas perdidas, la de Irene y la de sus sentimientos, y lo sabía. Nunca podría aspirar a más osadía que soñar con ella, o a rozarla con mucha delicadeza en los apretones de ascensor. Y los sentimientos incluso habían planeado deportarla al otro lado de la frontera, la que separa el amor del odio. Pero nunca lo conseguiría porque sin pretenderlo, Tom había alzado un muro infranqueable que ni él mismo podía derribar, era el muro oscuro de la Soledad y la única luz que lo guiaba en esas tinieblas era Irene. Soltero sin familia ni amigos y sin aspiraciones a mejorar, Tom se mantenía gracias a tres hilos tan endebles que el destino ni se había preocupado en cortar: Los sueños con Irene, el café del almuerzo y el maletín desconchado que le acompañaba a todas partes.

La misma hora de cada día, el mismo ascensor y la misma gente. Pero un incidente, que todos achacaron a los cortes de luz por culpa del maldito día de otoño, sacudió el destino de todos los pasajeros del ascensor. Aunque tiempo después, todos reconocerían la mano del destino implicada en los hechos.

El frenazo inesperado sacudió a los pasajeros y por unos instantes perdieron el equilibrio y tropezaron entre sí. Serían maniobras del destino pero coincidieron en los tropiezos dos a dos, iluminados bajo la sombra escarlata del reflector de emergencia.

Fue la primera vez que vieron sonreír al gerente malhumorado mientras agarraba, pareció casual, la corbata del recién casado sin nombre. La secretaria recatada se desmelenó por un instante, también pareció casual, y aterrizó con sus enormes pechos sobre el asombrado y tímido hombrecillo del abrigo hasta las rodillas. Irene, esta vez no pareció tan casual, desplomó todo su cuerpo de mujer deseada sobre el asombrado talludo de traje impecable. Tom, desconcertado por la instantánea encarnada, recibió sobre su boca el aliento bendito de una voz que le penetró hasta las entrañas: Perdón.

Esta secuencia inesperada y absurda que ninguno de ellos hubiese imaginado ni en el sueño más caprichoso transcurrió en el curso de un parpadeo, pero fue suficiente para cambiar para siempre el destino de todos los pasajeros encerrados en el sarcófago de aluminio.

Tras el instante vergonzoso y entre murmullos que debieron de ser de disculpas pero que no consiguieron excusar nada, todos intentaron regatear las miradas picarescas de los otros y acusar con la propia. Todos quisieron inculpar al vecino pillado en la falta y así ocultar la culpa, pero todos fueron descubiertos, porque todos sintieron la fuerza instintiva que reprimían en su interior y que gracias a un ascensor desbocado habían conseguido, por fin, sacudirse.

Tom perplejo. Nadie parecía preocupado por el encierro obligado y claustrofóbico al que estaban sometidos en el sarcófago de aluminio, ni siquiera él, absorto en la escena inaudita que vivía. El gerente otrora siempre malhumorado yacía sentado en una de las esquinas junto al recién casado. Ambos sonreían, el gerente con la mano apoyada en uno de los muslos del recién casado, que por primera vez demostraba una corbata en condiciones. Junto a ellos el hombrecillo tímido se había despojado del abrigo para empercharlo sobre los hombros de la secretaria. Sin el abrigo no parecía tan bajito, y ella guarnecida en un mantón de hombre y con un mechón rebelde sobre la frente había explotado toda la sensualidad que tenía aprisionada bajo el forro de secretaria. Irene y el talludo de traje impecable confundidos en uno. De espaldas al resto, en la esquina que debería ser la más oscura, coqueteando en la intimidad compartida que solo un ascensor repleto de prisioneros puede ofrecer, pero nadie prestó atención a los extraños movimientos de la pareja porque todos estaban preocupados de sus propios asuntos.

Tom perplejo. De pie, justo en el medio de todo el pasaje, contemplado maravillado la preciosa mujer emergida en un golpe de ascensor. Perdón… Esta sola palabra en labios de la traductora había conseguido desmantelar la escasa sensatez que lo mantenía como persona. Perdón… Sí, pero Tom supo leer entre líneas, reconoció el acento irónico, el matiz cínico, el deje sarcástico, el énfasis erótico y toda una retahíla de confesiones amorosas escondidas tras el timbre mágico del canto de sirena.

En un solo segundo y con un soplo de su aliento, aquella insípida traductora había conseguido derribar para siempre el muro de soledad que Tom había cimentado en años de infortunio.

El gerente otrora siempre malhumorado y el recién casado de corbata torcida congeniaron para siempre, y lo hicieron porque uno rescató para siempre la sonrisa bondadosa que arrinconó en el baúl de la vergüenza machista y el otro porque abolió un matrimonio de conveniencia y sin amor que nunca deseó.

El hombrecillo tímido del abrigo hasta las rodillas saludó desde ese día a pleno pulmón y se vistió con los abrigos acordes a su talla que su mujer le facilitaba, ella por siempre con un mechón rebelde y con aires de mujer recién estrenada.

Irene la jefa del departamento octavo y el talludo de traje impecable fueron inseparables por siempre. Ella siguió siendo la jefa en su departamento pero ya nunca más sería la reina que todos envidiaban ni la fulana que todos deseaban, y no lo sería porque había encontrado detrás del traje impecable a un hombre que en verdad la quería como ella deseaba, como mujer que no era ni reina, ni jefa, ni por supuesto fulana.


Tashano

PERDIDA


Perdida en las estrellas de otros cielos,
tus soles son aquí mi oscuridad,
neblinas que el invierno de tu vuelo levantó,
desvelos de mi noche eterna.

Distancia de los mares y el olvido,
caricias que no saben regresar,
desiertos de dolor que un viejo corazón,
no puede abandonar jamás.

Alma...me parece oír,
tu voz en la mañana fría del adiós,
no,no llores mi partida,
quizá en otra vida te vuelva a querer.

Yo sé que hay una trampa en cada sueño,
que la esperanza es un castigo más,
si pudieras perdonar...
la culpa de extrañarte y llorar.

Tu cara es una sombra fugitiva,
milagro que se aleja más y más,
me dice el corazón que volverás,
pero yo sé que nadie ha regresado nunca.
Tal vez en las arenas de tu mundo,
fantasmas compañeros del amor,
mi nombre escribirán y te dirán quien fue,
la que más lejos te llevó...

Gothic Angel

VAMPIROS

La leyenda se ha ido gestando poco a poco, desde las características que la novela de Bram Stoker atribuye a los vampiros hasta las que cada nueva aportación cinematográfica va incorporando. El resultado es que tenemos unos vampiros con unas características muy particulares: necesitan alimentarse de sangre, no les puede dar directamente la luz solar, porque los corroe y destruye, huyen de los ajos y de las cruces, tienen un gran atractivo sexual y sólo mueren si una estaca de madera les atraviesa el corazón (salvo si las necesidades del guión, provocan que sigan vivos hasta el capítulo siguiente).

Pero, al igual que el personaje de Drácula aparentemente está inspirado en un antiguo conde rumano, algunas de las características que se atribuyen a los vampiros parece que están inspiradas en una misteriosa enfermedad que afecta a algunos seres humanos: la porfiria, una extraña enfermedad de la sangre.

¿LA PORFIRIA UNA ENFERMEDAD DE VAMPIROS?

En la porfiria, unos compuestos químicos denominados porfirinas se acumulan en la piel, los huesos y los dientes. Algunas de estas porfirinas sufren una reacción química por acción de la luz, lo que da lugar a nuevos compuestos que destruyen los tejidos cercanos y, como consecuencia, la piel se recubre de ampollas y los huesos se corroen. Esto, en fases avanzadas, puede llegar a provocar desagradables mutilaciones en las que orejas y nariz aparecen como corroídas, los labios deformados, las encías descarnadas, etc. En el proceso también se produce una fuerte anemia, lo que provoca una gran debilidad y una palidez casi cadavérica.

En definitiva, esta enfermedad reúne muchas de las características que se atribuyen a los vampiros, seres pálidos que necesitan vivir en la oscuridad porque la luz solar les debilita y corroe hasta destruirlos, y que necesitan sangre fresca para reponer la suya.

Además, otra de las características típicas de los vampiros, el horror a los ajos, también puede estar relacionada con esta enfermedad. Parece que los ajos contienen sustancias químicas que pueden provocar que el efecto de la luz se haga más intenso y se agrave la enfermedad.

En definitiva, los vampiros no son personajes reales. Pero, si parece que algunas de sus características se han inspirado en una enfermedad muy humana: la porfiria.

ALGUNAS APLICACIONES MEDICAS

Pero no todo tiene por qué ser negativo. El efecto de la luz sobre las porfirinas también puede resultar útil. Hace ya algunos años que se está investigando la posibilidad de utilizar las porfirinas y la acción de la luz para curar enfermedades. Se trataría de inyectar porfirinas en los tejidos enfermos, de forma que al enviar un haz de luz sobre esos tejidos se provocaría su destrucción. Esto podría resultar muy útil, por ejemplo, para combatir las células cancerígenas, pero también se está investigando la posibilidad de utilizarlo en otras enfermedades como la degeneración macular y la miopía patológica.

EL REGALO


Regala tu sonrrisa a quien la merezca,
Tu amor a quien lo valore,
tus lágrimas a quien te acompañe
y tu vida a quien te ame...

ET MAINTENANT

España en el corazón


Preguntaréis: Y dónde están las lilas?
Y la metafísica cubierta de amapolas?
Y la lluvia que a menudo golpeaba
sus palabras llenándolas
de agujeros y pájaros?

Os voy a contar todo lo que me pasa.

Yo vivía en un barrio
de Madrid, con campanas,
con relojes, con árboles.


Desde allí se veía
el rostro seco de Castilla
como un océano de cuero.
Mi casa era llamada
la casa de las flores, porque por todas partes
estallaban geranios: era
una bella casa
con perros y chiquillos.
Raúl, te acuerdas?
Te acuerdas, Rafael?
Federico, te acuerdas
debajo de la tierra,
te acuerdas de mi casa con balcones en donde

la luz de junio ahogaba flores en tu boca?
Hermano, hermano!
Todo
eran grandes voces, sal de mercaderías,

aglomeraciones de pan palpitante,
mercados de mi barrio de Argüelles con su estatua
como un tintero pálido entre las merluzas:
el aceite llegaba a las cucharas,
un profundo latido

de pies y manos llenaba las calles,
metros, litros, esencia
aguda de la vida,
pescados hacinados,
contextura de techos con sol frío en el cual
la flecha se fatiga,
delirante marfil fino de las patatas,
tomates repetidos hasta el mar.

Y una mañana todo estaba ardiendo,
y una mañana las hogueras
salían de la tierra
devorando seres,

y desde entonces fuego,
pólvora desde entonces,
y desde entonces sangre.
Bandidos con aviones y con moros,
bandidos con sortijas y duquesas,
bandidos con frailes negros bendiciendo
venían por el cielo a matar niños,
y por las calles la sangre de los niños
corría simplemente, como sangre de niños.

Chacales que el chacal rechazarla,

piedras que el cardo seco mordería escupiendo,
víboras que las víboras odiaran!

Frente a vosotros he visto la sangre
de España levantarse
para ahogaros en una sola ola
de orgullo y de cuchillos!

Generales
traidores:
mirad mi casa muerta,
mirad España rota:
pero de cada casa muerta sale metal ardiendo
en vez de flores,

pero de cada hueco de España
sale España,
pero de cada niño muerto sale un fusil con ojos,
pero de cada crimen nacen balas
que os hallar n un día el sitio
del corazón.

Preguntaréis por qué su poesía
no nos habla del sueño, de las hojas,
de los grandes volcanes de su país natal?

Venid a ver la sangre por las calles,
venid a ver

la sangre por las calles,
venid a ver la sangre
por las calles!

Pablo Neruda.


SE ME HA ROTO SIN QUERER

Se me ha roto sin querer
y dentro había una mirada
hacia el sol que estallaba
en un día nuevo.

Y el día se escapaba
de todas las cadenas
y suspiraba tibio
.

Sin querer lo he roto
de tanto desearlo

UNIDAD EN ELLA



Cuerpo feliz que fluye entre mis manos,
rostro amado donde contemplo el mundo,
donde graciosos pájaros se copian fugitivos,
volando a la región donde nada se olvida.

Tu forma externa, diamante o rubí duro,
brillo de un sol que entre mis manos deslumbra,
cráter que me convoca con su música íntima, con esa
indescifrable llamada de tus dientes.

Muero porque me arrojo, porque quiero morir,
porque quiero vivir en el fuego, porque este aire de fuera
no es mío, sino el caliente aliento
que si me acerco quema y dora mis labios desde un fondo.

Deja, deja que mire, teñido del amor,
enrojecido el rostro por tu purpúrea vida,
deja que mire el hondo clamor de tus entrañas
donde muero y renuncio a vivir para siempre.

Quiero amor o la muerte, quiero morir del todo,
quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugiente
que regando encerrada bellos miembros extremos
siente así los hermosos límites de la vida.

Este beso en tus labios como una lenta espina,
como un mar que voló hecho un espejo,
como el brillo de un ala,
es todavía unas manos, un repasar de tu crujiente pelo,
un crepitar de la luz vengadora,
luz o espada mortal que sobre mi cuello amenaza,
pero que nunca podrá destruir la unidad de este mundo.

Vicente Aleixandre

WOJTEK SIUDMAK


Me encanta poder presentaros alguna imagenes de este pintor Polaco, a mi personalmente me llega muy adentro.
Hoy quiero enseñaros los dibujos que realizado para la población de " Dune ":Espero que os hayan gustado.

SOY YO


Esto que veis soy yo,
ni mas, ni menos
un pedazo de ser
un trozo de humanidad
un puñado de risas
un monton de sueños
una cuota de locura
un pedazo de dulzura
con toda sinceridad
esto que ves, soy yo
ni mas, ni menos.
una mujer a veces una niña a veces espacio.....
a veces infinito
a veces pasión
a veces libertad
pero así soy yo.
es todo lo que tengo
todo lo que soy
no es mucho.......pero es todo.