Tantas veces caí y tantas veces levanté
que la disciplina de mi carácter
hace que seguir de pie
sea una obligación perenne.
Impuesta por mi mismo afán
de superación
en un sendero de rocas y piedras.
Caminé entre ellas, incluso bailé de puntillas.
No me compadezcas. No me consueles.
Prefiero el sonido fuerte de la palmada
que me despierta y me incita a seguir
para reincorporarme con mas coraje todavía.
Y tantas veces que me volveré a levantar.
Todas las que sean necesarias.
Siempre.
0 comentarios:
Publicar un comentario