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OCULTISMO, HELENA PETROVNA BLAVASTSKY





En el año 1831 nació Helena Petrovna Blavatsky, en el seno de una familia venida a menos, que aún alardeaba de los favores que en tiempos pasados les otorgó su noble posición. Desde muy pequeña la joven mostró unas cualidades y aptitudes poco habituales en una niña de su edad. Sus más allegados la definieron hasta su muerte como astuta e imaginativa, alocada y excéntrica, terca y dominante. ¿Quién fue H. P. B.?
Iker Jiménez y Lorenzo Fernández (publicado en el núm. 60 de Enigmas)

Más allá de las características propias de una carismática se encontraba su imponente apariencia física. En su época de máximo "esplendor", más que creadora de un movimiento filosófico con tintes místicos, su imagen pública dejaba mucho que desear. Su vocabulario, parco en palabras bien sonantes, era la tarjeta de presentación de una mujer de más de cien kilos, adicta a las drogas, fumadora empedernida, de aspecto desaliñado y tez pálida.

En 1848 a la edad de 16 años se desposó con Nicéforo Blavatsky, un hombre de avanzada edad que jamás fue aceptado por nuestra protagonista; hasta tal punto llegó la ficticia unión, fruto de un matrimonio pactado por los padres y éste años atrás, que poco después la todavía adolescente optó por seguir el camino de su corazón, y huyó a Constantinopla. Jamás regresó a brazos de su esposo. Durante este periodo de su vida todo son incógnitas. Sus biógrafos no se ponen de acuerdo a la hora de situar en uno u otro lugar a Helena, por lo que lo más acertado es pensar que emprendió una serie de viajes que la llevaron a recónditos países.

Si hacemos caso a sus relatos, recorrió el mundo realizando los más disparatados oficios; Tíbet, India, México o Egipto fueron algunos de sus destinos. Dadas sus espléndidas dotes en el arte de montar a caballo fue amazona en un circo ambulante, regentó una factoría en Tiflis, en El Cairo llevó a cabo durante meses un espectáculo de magia que fue acogido de buen grado por un público que comenzaba a quedarse con el difícil nombre de una personalidad aún más complicada. Comerció con plumas de avestruz en vados países de África y según narran las crónicas, sobrevivió a la explosión y posterior hundimiento del Eumonia.

¿Conjeturas? Es posible. lo que es indiscutible es que de nuevo aparece en las páginas de la Historia el 7 de julio de 1873, tras su llegada a los muelles de Nueva York. Los primeros años en Norteamérica no fueron venturosos. Había que buscarse la vida, y así lo hizo. Cada día salía de su humilde casa situada en la barriada del Lower East Side con dirección a la fábrica de flores artificiales en la que trabajaba. Por aquellas convulsas fechas los hermanos William y Horatio Eddy hacían las delicias de detractores y creyentes en su granja de Chittenden, en el Estado norteamericano de Vermont. El espiritismo era la práctica que atraía hasta aquel lugar perdido y olvidado a miles de personas. Y allí se dirigió H. P. B., como ya se hacía llamar, y presentándose ante los implicados, con voz firme aseguró: 'He consagrado mi vida a la buena nueva del espiritismo". No hizo falta más. A partir de esos momentos la fama de Helena creció como la espuma. Apoyada por un georgiano, un kurdo, un doctor islámico y varios sabios indios su prestigio inició un imparable camino de ascenso. Uno de sus mecenas fue el coronel Henry Steel Olcott, quien desde el principio quedó prendado de los azules e hipnóticos ojos de la rusa. Juntos crearon la Hermandad de Luxor, que en el año 1875 pasada a transformase en la Sociedad Teosófica. La doctrina del recién nacido movimiento quedó recogida en un texto de más de mil páginas llamado "Isís sin velo", un mamotreto dictado según su autora "por los Maestros de Sabiduría mediante la luz astral y los guías espirituales". La crítica, mordaz como casi siempre, no tardó en llegar, y muchos vieron en el volumen el plagio descarado de movimientos como la cábala, el taoísmo, el hinduismo o el budismo, o del pensamiento de sabios como Agrippa o Pitágoras.

Tres años más tarde Helena Blavatsky vio realizado su sueño. Consiguió trasladar su cuartel general a la India, su patria espiritual, y comenzaron los milagros; materializaciones de objetos desaparecidos, premoniciones y un sinfín de seguidores que se iban uniendo a la misteriosa doctrina. Empero, la parte más interesante de estos supuestos fenómenos anómalos eran las cartas que aparecían sin orden ni concierto en los más variopintos lugares; almohadas, correo ordinario o maletas, en definitiva una correspondencia cuyos remitentes eran los maestros espirituales...

En 1884 la Society for Psychical Research de Londres decidió intervenir, llegando a la conclusión tras analizar el enigmático correo astral de que 'no la consideramos ni como portavoz de poderes ocultos ni como una simple y vulgar aventurera; creemos que se ha ganado el derecho a ser recordada siempre como uno de los más cabales, ingeniosos e interesantes impostores de la Historia'.

Tal afirmación, carente o no de razón, no hizo mella en H. P B., que empezó a reclutar, o más que reclutar a recibir a una masa humana deseosa de compartir sus conocimientos. Así pues, entre sus más fervientes admiradores se encontraron Thomas Alba Edison, Sir William Crookes, los poetas William B. Yeats y lord Tennyson, y el supuesto inventor del béisbol, Abner Doubleday, entre otros.

En la actualidad son miles las personas que siguen la Teosofía, un movimiento que pese a quien pese, se ha convertido en un mito, al igual que su creadora, la eterna Madamme Helena Petrovna Blavatsky.

akasico

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