CLICK HERE FOR BLOGGER TEMPLATES AND MYSPACE LAYOUTS »

DIARIO DE UNA INICIADA


La Noche del Pacto.

Francoise me esperaba cerca de la estación de Amiens. Llegué con media hora de retraso, sin embargo a él no pareció molestarle.

_Sabía que vendrías. Estaba seguro de ti.

Sus ojos brillaban más que nunca. Bebimos sin hablar durante diez minutos, mirando a la gente que pasaba. Después me dijo que nos retiráramos. Subimos a mi coche dirigiéndonos a la carretera de Abbeville. Recorrimos doce kilómetros antes de detenernos ante los primeros árboles de un bosque. Entonces me preguntó:

_¿Continúas estando decidida?

Contesté afirmativamente, esforzándome en pensar que todo aquello era una comedia de la que yo no acababa de captar el sentido. Él añadió entonces:

_Toma por ese camino, sino tienes miedo de atravesar el bosque.

La noche se había cerrado. Una fina lluvia caía golpeando contra el parabrisas empañado. Sin terminar de creerlo, me decía a mí misma:

"Vamos a hacer el amor y luego regresaremos. Hubiese preferido una cómoda habitación en un hotel".

Conducía con lentitud. Las ruedas se embarraban en las zanjas abiertas en el camino. Tomamos por varios senderos. El viento agitaba los árboles apretados, bajos y robustos. La tempestad rugía en el cielo, el aire era pesado, húmedo. Al fin, nos detuvimos ante una especie de cabaña. Francoise me detuvo en el umbral. Con ayuda de un largo cuchillo dibujó en el suelo un gran círculo en el que inscribió una cruz de Salomón, destinada a protegernos (ahora así lo sé) de los ataques de los Espíritus de la Oscuridad.

Dentro de la maloliente casucha no habían más que un cofre y una mesa. Francoise abrió el cofre y sacó un lienzo negro que colocó encima de la mesa. El lienzo tenía dibujados un gran círculo y una cruz, alrededor de los cuales tenía impresas una serie de letras, cuyo significado conocí posteriormente, y que ya no he podido olvidar desde entonces. Son las siguientes:

JHS: Jesús Hominun Salvator. VRS: Vade Retro Satanás. NSMV: Nunquam Suadeas Mihi Vana. SMOL: Sunt Mala Quoe Libas. IVB: Ipse Venenas Bibas. CSSML: Crux Sacra Sis Mihi Lux. NDSMD: Nunquam Doemon Sis Mihi Dux. CSPER: Christus Sit Perpetus Benedictus.

(En latín vulgar significa: Jesús salvador de los hombres. Vete Satán. No me persuadas de tus vanidades. Son males los que tu viertes. Bebe tu propio veneno. Cruz sagrada, sé la luz para mí. Demonio no seas nunca mi guía. Que Cristo sea eternamente bendecido.)

Y es que una extraña ley de la brujería quiere que se canten los méritos de Dios antes de entregarse para siempre a Satán, y que se acuda a Dios para pedirle protección. Simplemente Satán se pone en el lugar de Dios, sustituyéndolo. Se convierte en Dios, y al oficiar delante de los símbolos que le son propios se acentúa el carácter profanador de la Magia Negra, lo que no deja nunca de complacer al maligno.

Del cofre, Francoise sacó una cruz que fijó al revés sobre el altar. Después extrajo dos pebeteros en los que puso un poco de incienso. Colocó unos cirios, los encendió, y luego me pidió que lo esperase, puesto que iba a salir unos instantes, los cuales yo podía aprovechar para meditar.

Me arrodillé frente a la cruz invertida y la otra cruz de los brujos trazada en rojo sobre un fondo negro. Unas sombras gigantescas danzaban por los muros de la cabaña, como una prueba más del sacrilegio que allí iba a realizarse. El incienso exhalaba su perfume embriagador. Yo estaba paralizada por una angustia indecible. Tenía la vaga impresión de que todo vivía a mi alrededor. Unas sombras tibias y pérfidas me rodeaban. Hubiese querido huir de allí, pero me resultaba imposible...

Francoise regresó al cabo de un cuarto de hora. Traía consigo, no sé de dónde, un enorme gato negro, que tenía las patas atadas y maullaba con desesperación. Lo puso cerca del cofre y, viniendo luego hacia mí, me ordenó:

_Sin ropa.

Obedecí. Al principio pensé que me las veía con un pervertido. La idea casi me llegó a tranquilizar. Cuando estuve completamente desnuda, soltó mis cabellos para que cayesen sobre mis hombros. Después me intimó:

_Repite conmigo: Renuncio a mi bautismo cristiano.

Así lo hice, pareciéndome que mi voz adquiría una sonoridad que no era habitual. Estaba alterada y comenzaba a sentir verdadero terror. El espantoso rugido de un trueno hizo estremecer la cabaña. Tembló la llama de los cirios y entonces, armado con su cuchillo, Francoise fue en busca del gato negro. Lo puso encima del altar y, antes de que yo pudiese esbozar una protesta, hundió el acero en el pobre animal. Lo hacía con lentitud mientras el gato aullaba y se debatía en inútiles esfuerzos. Todo su cuerpo se estremecía con violentos espasmos. Unas gotas de sangre me salpicaron, cayendo sobre mi rostro y cuello. Dejé escapar un grito. El rostro de Francoise parecía sumido en una especie de éxtasis y sus ojos brillaban.

_¡No te seques!_me gritó._Deja la sangre sobre ti. Que la hayas recibido es una bendición, igual que la tormenta que está rugiendo. ¡Es la cólera de Dios!... Mejor así. Ya no podrá haber nada entre vosotros. ¡Serás la Reina de este mundo!

Con lentitud y con increíble destreza, continuó hurgando en la carne del gato que todavía vivía. Extrajo las humeantes vísceras, mientras afuera bramaba la noche. Luego colocó las entrañas en torno a la cruz invertida, cortando después la cabeza y la cola del gato.

Dejó los restos del animal sobre el lienzo manchado de sangre y me ordenó:

_Mira la cruz y repite conmigo la plegaria de aquellos que entregan su alma a Satanás.

Le obedecí, subyugada por aquella voluntad que era mucho más fuerte que la mía, y también porque lo que había de alucinante y de mórbido en aquella noche, me resultaba cautivante.

Cada palabra de aquella plegaria ha quedada en mi memoria. La repito desde entonces con frecuencia, puesto que es ahora mi única oración:

_En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, por el Poder de aquel que es Trío, Eterno e igual a Dios, os conjuro a que aparezcáis, Alma de los Infiernos, Lucifer, por el pacto de la Sangre os doy mi cuerpo, mi vientre y mi sexo. Os doy mi alma para siempre. Reniego de cualquier otro Dios que no seas tú, y delante de ti piso a Cristo, quien nunca será mi Señor.

Entonces, siguiendo la indicación de Francoise, arrojé la cruz al suelo y comencé a pisotearla con rabia. Luego, me ofreció una gran hoja blanca, indicándome que debía escribir con mi sangre. Me tomó el brazo y con el cuchillo me hizo un pequeño corte encima de la muñeca. Con ayuda de una pluma, que pasé sobre mi herida, comencé a escribir lo que él me dictaba:

_Lucifer, te entrego mi cuerpo visible e invisible, te doy mi alma. Dame la gloria y las riquezas de éste mundo.

Firmé al pie de éstas palabras y le entregué la hoja a Francoise, quien la guardó dentro del cofre. A continuación, Francoise tomó las vísceras del gato y, luego de cubrirlas con un polvo blanco, las metió en otro cofre metálico, que cerró cuidadosamente. Me hizo una seña y lo seguí hasta la salida, arrastrando los pies y caminando encorvada.

Un poco más tarde, cuando nos faltaban unos cincuenta kilómetros para llegar a París, me hizo detener el coche en un sendero y, arrojándose sobre mí, me poseyó salvajemente. Yo lo deseaba desde que salimos de la cabaña, en la que me había entregado al Diablo.

Antes de dejarme, Francoise me dio uno de los cofres, diciéndome que lo guardase en mi casa.

_Tu Pacto_añadió._será enterrado delante de la cabaña, en el bosque, debajo de una encina. En cuanto a éste cofre, que contiene las vísceras es, en cierto modo, el recibo de Satán.

Azathoth

Cuando el mundo se sumió en la vejez, y la maravilla rehuyó la muerte de los hombres; cuando ciudades grises elevaron hacia cielos velados por el humo torres altas, temibles y feas, a cuya sombra nadie podía soñar sobre el sol ni las praderas floridas de la primavera; cuando el conocimiento despojó a la tierra de su manto de belleza, y los poetas no cantaron sino a distorsionados fantasmas, vistos a través de ojos cansados e introspectivos; cuando tales cosas tuvieron lugar y los anhelos infantiles se hubieron esfumado para siempre, hubo un hombre que empleó su vida en la búsqueda de los espacios hacia los que habían huido los sueños del mundo.

Poco hay consignado sobre el nombre y procedencia de este hombre, ya que eso correspondía exclusivamente al mundo despierto, aunque se dice que ambos eran oscuros. Baste saber que vivía en una ciudad de altos muros donde reinaba un estéril crepúsculo; y que se afanaba todo el día entre sombras y alborotos, volviendo a casa por la tarde, a una habitación cuya ventana no daba a campos y arboledas, sino a un penumbroso patio hacia el que muchas otras ventanas se abrían en lúgubre desesperación. Desde ese alféizar no se divisaba sino muros y ventanas, a no ser que uno se inclinara mucho para escudriñar hacia lo alto, hacia las pequeñas estrellas que pasaban. Y dado que los muros desnudos y las ventanas conducen pronto a la locura al hombre que sueña y lee demasiado, el inquilino de este cuarto solía asomarse noche tras noche, escrutando a lo alto para vislumbrar alguna fracción de cosas que estaban más allá del mundo despierto y de la grisura de la elevada ciudad. Con el paso de los años, fue conociendo a las estrellas de curso lento por su nombre, y a seguirlas con la fantasía cuando, con pesar, se deslizaban fuera de su vista; hasta que al fin su mirada se abrió a la multitud de paisajes secretos cuya existencia no llega a sospechar el ojo mundano. Y una noche salvó un tremendo abismo, y los cielos repletos de sueños se abalanzaron hacia la ventana del solitario observador para mezclarse con el aire viciado de su alcoba y hacerle partícipe de sus fabulosa maravilla.

A ese cuarto llegaron extrañas corrientes de medianoches violetas, resplandeciendo con polvo de oro; torbellinos de oro y fuego arremolinándose desde los más lejanos espacios, cuajados con perfumes de más allá de los mundos. Océanos opiáceos se derramaron allí, alumbrados por soles que los ojos jamás han contemplado, albergando entre sus remolinos extraños delfines y ninfas marinas, de profundidades olvidadas. La infinitud silenciosa giraba en torno al soñador, arrebatándolo sin tocar siquiera el cuerpo que se asomaba con rigidez a la solitaria ventana; y durante días no consignados por los calendarios del hombre, las mareas de las lejanas esferas lo transportaron gentiles a reunirse con los sueños por los que tanto había porfiado, los sueños que el hombre había perdido. Y en el transcurso de multitud de ciclos, tiernamente, lo dejaron durmiendo sobre una verde playa al amanecer; una ribera de verdor, fragante por los capullos de lotos y sembrado de rojas calamitas...

FIN


H.P. Lovecraft

Día internacional de la mujer trabahjadora

La mujer no ha ganado gratuitamente los lugares que hoy en día ocupa y por los que sigue luchando. Aunque parezcan frases hechas, el día internacional de la mujer reivindica y reconoce los derechos de las mujeres trabajadoras, a partir de un hecho trágico que costó la vida de casi un centenar y medio de obreras textiles, un 8 de marzo a principios del siglo pasado. Más de un siglo después, el día de la mujer continúa reivindicando la defensa de los derechos, del mal llamado sexo débil.


El fantasma de Canterville



—Mucho me temo que el fantasma exista —dijo lord Canterville sonriendo—, aunque no haya aceptado todavía las ofertas de los empresarios americanos. Hace más de tres siglos que su existencia es conocida; exactamente desde el año 1584; aparece siempre que va a ocurrir una defunción en la familia.
—¡Bah! Igual hacen los médicos de cabecera, lord Canterville. Los fantasmas no existen,amigo mío, y supongo que las leyes de la Naturaleza no hacen una excepción con respecto a la aristocracia inglesa.
—Verdaderamente —dijo lord Canterville sin acabar de comprender la última observación del señor Otis—, ustedes se apasionan por la naturalidad.
Ahora bien, si no les importa tener un fantasma en casa, allá ustedes; pero recuerde que yo le he prevenido.

Unas semanas más tarde se cerró el trato, y al terminar la temporada el ministro y su familia se trasladaron al castillo de Canterville. La señora Otis, de soltera señorita Lucrecia R. Tappan (de la calle de West, núm. 53) había sido una belleza en Nueva York y aún era una mujer hermosa,de edad madura, con unos ojos y un perfi l soberbio.
Muchas americanas, cuando salen de su patria, suelen adoptar aires de persona delicada de salud, imaginándose que es una señal de distinción en Europa; pero la señora Otis no cometió nunca esta equivocación. Poseía una constitución espléndida y una gran vitalidad; en muchos aspectos era completamente inglesa, y se la hubiera podido citar como ejemplo de que Inglaterra y Estados Unidos lo tienen todo en común, menos el idioma, naturalmente.

Su hijo mayor, llamado Washington en un acceso de patriotismo paterno que él lamentaba siempre, era un muchacho de pelo rubio y buena presencia. Se había constituido en candidato a la diplomacia dirigiendo el cotillón en el casino de Newport durante tres temporadas consecutivas,y hasta en Londres tenía fama de ser un bailarínextraordinario. Sus únicos caprichos eran las gardenias y la aristocracia; por lo demás, era completamente sensato.
La señorita Virginia E. Otis, su hermana, era una muchacha de quince años, graciosa y ligera como un gamo, con un aire de ingenuidad dulce en sus grandes ojos azules. Cabalgaba maravillosamente y una vez derrotó al viejo lord Bilton por un cuerpo y medio, precisamente frente a la estatua de Aquiles, después de dar dos vueltas al parque con su jaca, lo cual entusiasmó de tal manera al joven duque de Cheshire, que inmediatamente la pidió en matrimonio. Los tutores del joven duque tuvieron que mandarlo a Eton aquella misma noche, bañado en un mar de lágrimas.
Después de Virginia venían dos gemelos, conocidos en la intimidad con el apodo de «Estrellas y Barras», porque se les veía por todas partes con este emblema. Eran dos chiquillos encantadores, y formaban, con el ministro, el único grupo verdaderamente republicano de la familia.
El castillo de Canterville está a siete millas de Ascot, la estación más cercana. El señor Otis telegrafió para que salieran a buscarlos en un coche abierto, y emprendieron la marcha con alegría.
Era una noche de julio de temperatura deliciosa y el aire estaba saturado del olor de los pinos. De cuando en cuando se oía el arrullo de las palomas con su voz dulce, y las pechugas doradas de los faisanes se divisaban entre la maraña rumorosa de los helechos. Desde las copas de las hayas las ardillas espiaban su paso, y los conejos atravesaban velozmente los matorrales con sus tiesos rabos blancos. De pronto, apenas llegados a la avenida del castillo, el cielo se encapotó y un silencio misterioso pareció invadir el ambiente; una bandada de cornejas revoloteó por encima de sus cabezas, y antes de que llegaran al castillo comenzaron a caer gruesas gotas.
Una mujer de edad vestida pulcramente de seda negra, cofi a y delantal, los recibió en la escalinata. Era la señora Umney, el ama de llaves, que seguiría en su puesto porque así lo había pedido vivamente lady Canterville. Se inclinó reverenciosamente ante la familia y dijo con la tradicional cortesía de otros tiempos:
—Sean bienvenidos los señores al castillo de Canterville.
Ellos la siguieron a través de un hermoso vestíbulo de estilo Tudor y llegaron a la biblioteca: un salón espacioso y alargado, con un ventanal con vidriera al fondo. El té estaba preparado, y después de quitarse los abrigos se sentaron todos,dirigiendo miradas de curiosidad mientras el señor Umney les servía.

Súbitamente la señora Otis clavó los ojos en una mancha de color rojo oscuro que había en el suelo, junto a la chimenea; sin fi jarse en lo que signifi caba, dijo al ama de llaves:
—Me parece que se ha derramado algo en el suelo.
—Sí, señora —dijo la señora Umney en voz baja—, se ha derramado sangre...
—¡Pero esto es terrible! —exclamó la señora Otis—. No me gustan las manchas de sangre en los salones. Hay que limpiar eso en seguida.
La anciana sonrió y añadió con la misma voz baja y misteriosa:
—Es sangre de lady Leonor de Canterville,
que fue asesinada en este lugar por su propio esposo,sir Simón de Canterville, en el año 1575. Él sobrevivió nueve años a su crimen y desapareció repentinamente en circunstancias muy misteriosas.Su cadáver no llegó a ser encontrado nunca, pero su alma en pena sigue embrujando las paredes de esta casa. La mancha de sangre ha sido admirada por muchas personas, turistas especialmente, pero no hay manera de hacerla desaparecer.
—¡Tonterías! —pensó Washington Otis—.
El quitamanchas «Campeón», fabricado por la casa Pinkerton, es capaz de borrarla en menos que canta un gallo.
Y antes de que la aterrorizada ama de llaves pudiera impedirlo, se arrodilló y frotó vigorosamente el entarimado con una sustancia de color negro parecida a una barra de cosmético. A los pocos segundos, la mancha desapareció sin dejar huellas.
—¡Ya me imaginaba que el producto Pinkerton lo haría! —exclamó triunfalmente, mirando a su asombrada familia. Pero apenas hubo pronunciado estas palabras, la estancia quedó iluminada por un relámpago terrible, y el fragor de un trueno los levantó en vilo a todos, salvo a la señora Umney, que cayó desmayada.
—¡Qué clima tan desagradable! —exclamó el ministro encendiendo tranquilamente un cigarro—.
Supongo que el país de nuestros abuelos está tan superpoblado que no hay bastante cantidad de buen tiempo para todos. Siempre he sido de la opinión que lo mejor que pueden hacer los ingleses es emigrar.
—Querido Hiram —contestó la señora Otis—, ¿qué vamos a hacer con una mujer que tiene la costumbre de desmayarse?
—Le descontaremos parte de su salario —dijo el ministro—. Verás como no volverá a repetirlo. En efecto, la señora Umney recobró el conocimiento en seguida. Sin embargo, se la veía profundamente afectada, y anunció con voz solemne que sucedería alguna desgracia inmediata en el castillo.

—Señor, he visto con mis propios ojos cosas tales que erizarían los pelos a cualquier cristiano;
durante noches y noches no he podido conciliar el sueño, a causa de los hechos increíbles que suceden aquí.
A pesar de todo, el señor Otis y su esposa aseguraron a la vieja que no temían en absoluto a los fantasmas; y la señora Umney se retiró cojeando a su habitación, después de invocar la protección de la Providencia y de hacer insinuaciones acerca de un posible aumento de salario.

SUDARIO

si,si,si........



cuando Dios creó el amor no ayudó mucho
cuando Dios creó a los perros no ayudó a los perros
cuando Dios creó las plantas no fue muy original
cuando Dios creó el odio tuvimos algo útil
cuando Dios me creó a mí, bueno, me creó
cuando Dios creo al mono estaba dormido
cuando creó a la jirafa estaba borracho
cuando creó las drogas estaba colocado
cuando creó el suicidio estaba deprimido

cuando te creó a ti durmiendo en la cama
sabía lo que hacía

estaba borracho y colocado
y creó las montañas y el mar y el fuego
al mismo tiempo

cometió algunos errores


pero cuando te creó a ti durmiendo en la cama

consiguió de veras algo para Su Bendito Universo.

Bucowsky.

EL CUERVO


Cierta noche aciaga, cuando, con la mente cansada,
meditaba sobre varios libracos de sabiduría ancestral
y asentía, adormecido, de pronto se oyó un rasguido,
como si alguien muy suavemente llamara a mi portal.
"Es un visitante -me dije-, que está llamando al portal;
sólo eso y nada más."

¡Ah, recuerdo tan claramente aquel desolado diciembre!
Cada chispa resplandeciente dejaba un rastro espectral.
Yo esperaba ansioso el alba, pues no había hallado calma
en mis libros, ni consuelo a la perdida abismal
de aquella a quien los ángeles Leonor podrán llamar
y aquí nadie nombrará.

Cada crujido de las cortinas purpúreas y cetrinas
me embargaba de dañinas dudas y mi sobresalto era tal
que, para calmar mi angustia repetí con voz mustia:
"No es sino un visitante que ha llegado a mi portal;
un tardío visitante esperando en mi portal.
Sólo eso y nada más".

Mas de pronto me animé y sin vacilación hablé:
"Caballero -dije-, o señora, me tendréis que disculpar
pues estaba adormecido cuando oí vuestro rasguido
y tan suave había sido vuestro golpe en mi portal
que dudé de haberlo oído...", y abrí de golpe el portal:
sólo sombras, nada más.

La noche miré de lleno, de temor y dudas pleno,
y soñé sueños que nadie osó soñar jamás;
pero en este silencio atroz, superior a toda voz,
sólo se oyó la palabra "Leonor", que yo me atreví a susurrar...
sí, susurré la palabra "Leonor" y un eco la volvió a nombrar.
Sólo eso y nada más.

Aunque mi alma ardía por dentro regresé a mis aposentos
pero pronto aquel rasguido se escuchó más pertinaz.
"Esta vez quien sea que llama ha llamado a mi ventana;
veré pues de qué se trata, que misterio habrá detrás.
Si mi corazón se aplaca lo podré desentrañar.
¡Es el viento y nada más!".

Mas cuando abrí la persiana se coló por la ventana,
agitando el plumaje, un cuervo muy solemne y ancestral.
Sin cumplido o miramiento, sin detenerse un momento,
con aire envarado y grave fue a posarse en mi portal,
en un pálido busto de Palas que hay encima del umbral;
fue, posóse y nada más.

Esta negra y torva ave tocó, con su aire grave,
en sonriente extrañeza mi gris solemnidad.
"Ese penacho rapado -le dije-, no te impide ser
osado, viejo cuervo desterrado de la negrura abisal;
¿cuál es tu tétrico nombre en el abismo infernal?"
Dijo el cuervo: "Nunca más".

Que una ave zarrapastrosa tuviera esa voz virtuosa
sorprendióme aunque el sentido fuera tan poco cabal,
pues acordaréis conmigo que pocos habrán tenido
ocasión de ver posado tal pájaro en su portal.
Ni ave ni bestia alguna en la estatua del portal
que se llamara "Nunca más".

Mas el cuervo, altivo, adusto, no pronunció desde el busto,
como si en ello le fuera el alma, ni una sílaba más.
No movió una sola pluma ni dijo palabra alguna
hasta que al fin musité: "Vi a otros amigos volar;
por la mañana él también, cual mis anhelos, volará".
Dijo entonces :"Nunca más".

Esta certera respuesta dejó mi alma traspuesta;
"Sin duda - dije-, repite lo que ha podido acopiar
del repertorio olvidado de algún amo desgraciado
que en su caída redujo sus canciones a un refrán:
"Nunca, nunca más".

Como el cuervo aún convertía en sonrisa mi porfía
planté una silla mullida frente al ave y el portal;
y hundido en el terciopelo me afané con recelo
en descubrir que quería la funesta ave ancestral
al repetir: "Nunca más".

Esto, sentado, pensaba, aunque sin decir palabra
al ave que ahora quemaba mi pecho con su mirar;
eso y más cosas pensaba, con la cabeza apoyada
sobre el cojín purpúreo que el candil hacía brillar.
¡Sobre aquel cojín purpúreo que ella gustaba de usar,
y ya no usará nunca más!.

Luego el aire se hizo denso, como si ardiera un incienso
mecido por serafines de leve andar musical.
"¡Miserable! -me dije-. ¡Tu Diós estos ángeles dirige
hacia ti con el filtro que a Leonor te hará olvidar!
¡Bebe, bebe el dulce filtro, y a Leonor olvidarás!".
Dijo el cuervo: "Nunca más".

"¡Profeta! -grité-, ser malvado, profeta eres, diablo alado!
¿Del Tentador enviado o acaso una tempestad
trajo tu torvo plumaje hasta este yermo paraje,
a esta morada espectral? ¡Mas te imploro, dime ya,
dime, te imploro, si existe algun bálsamo en Galaad!"
Dijo el cuervo: "Nunca más".

"¡Profeta! -grité-, ser malvado, profeta eres, diablo alado!
Por el Diós que veneramos, por el manto celestial,
dile a este desventurado si en el Edén lejano
a Leonor , ahora entre ángeles, un día podré abrazar".
Dijo el cuervo: "¡Nunca más!".

"¡Diablo alado, no hables más!", dije, dando un paso atrás;
¡Que la tromba te devuelva a la negrura abisal!
¡Ni rastro de tu plumaje en recuerdo de tu ultraje
quiero en mi portal! ¡Deja en paz mi soledad!
¡Quita el pico de mi pecho y tu sombra del portal!"
Dijo el cuervo: "Nunca más".

Y el impávido cuervo osado aun sigue, sigue posado,
en el pálido busto de Palas que hay encima del portal;
y su mirada aguileña es la de un demonio que sueña,
cuya sombra el candil en el suelo proyecta fantasmal;
y mi alma, de esa sombra que allí flota fantasmal,
ha de levantarse...¡nunca más!.

"El Cuervo" por Edgar Allen Poe

EL DICCIONARIO DEL DIABLO

Ambrose Bierce (1842-1913?), escritor y periodista norteamericano, escribió en 1.906 el irónico Diccionario del Diablo, un escrito satírico, que, aunque en parte aludía a personajes y situaciones de ese momento, en otra buena parte se mantiene muy actual.
Hojeando sus páginas encontré varias definiciones que tienen que ver con los temas que tocamos en esta página Cadorna:

Celoso, adj. Indebidamente preocupado por conservar lo que sólo se puede perder cuando no vale la pena conservarlo.
Patriota, s. El que considera superiores los intereses de la parte a los intereses del todo. Juguete de políticos e instrumento de conquistadores.
Política, s. Conflicto de intereses disfrazados de lucha de principios. Manejo de los intereses públicos en provecho privado.
Político, s. Anguila en el fango primigenio sobre el que se erige la superestructura de la sociedad organizada. Cuando agita la cola, suele confundirse y creer que tiembla el edificio. Comparado con el estadista, padece la desventaja de estar vivo.
Rebelde, s. El que propone un nuevo desgobierno, sin conseguir implantarlo.
Recordar, v.t. Traer nuevamente a la memoria, con algunos agregados, algo que previamente se ignoraba.
Voto, s. Instrumento y símbolo de la facultad del hombre libre de hacer de si mismo un tonto y de su país una ruina.

Aquí, la versión completa: Diccionario del Diablo.

La imagen de arriba es una caricatura anónima de 1.890. Bierce, que por su carácter irónico era apodado “Bitter” (amargo) escribió varias historias de terror, siendo una de las principales influencias de Howard Phillips Lovecraft. Personalmente, recomiendo un libro de cuentos ambientado en la Guerra Civil Norteamericana, llamado “Cuentos de soldados y civiles” y que suele encontrarse de oferta en las librerías de saldos.Su muerte todavía es un enigma. Ya con 70 años de edad, en 1.913 cruzó la frontera con Méjico en plena revolución, “por motivos de eutanasia” como le comentó a un amigo. Un posible fin para su vida está retratado en la película “Gringo Viejo” de 1.989, dirigida por Luis Puenzo (el de “La historia oficial”) y protagonizada por Gregory Peck y Jane Fonda.

OFRECIMIENTO


Hoy vengo a ofrecerte:
Mi cuerpo desnudo
Mis manos atadas
Mis labios amordazados
Mis deseos encadenados
Mis fantasías de hembra profana
Mis buenos y malos momentos de mujer silenciosa
Mis amores y desamores
Mis orgasmos intensos
Mi obediencia cuestionada
Mis alegrías de mujer
Mis miedos, temores y sin sabores
Mis utopías de mujer luchadora
Pero por sobre todo
Vengo a rogarte que…
Aceptes a esta mujer
Que ha soñado que sus fantasías de sumisión
te pertenezcan....

Los Iluminati

Orígenes

Adam Weishaupt creó la sociedad secreta conocida como los illuminati con el propósito de derrocar a los gobiernos y reinos del mundo además de erradicar a todas las religiones y creencias para unificar la humanidad bajo un Nuevo Orden Mundial donde cada persona lograría la perfección.

Los Illuminati tienen su origen en los cultos precristianos y en las masonerías del mundo antiguo y medieval.

Tras la fundación, Adam Weishaupt (frater Espartacus) atrajo a jóvenes estudiantes y a Adolf von Knigge, quién escribió el Rito de Los Iluminados de Baviera, junto a él. Por ello, los Illuminati bávaros rápidamente se extendieron por Austria y otros puntos de Europa, afiliando a personalidades de la talla de Herder, Goethe, Cagliostro, el Conde de Saint-Germain, entre otros.

Animado por su éxito, Adam Weishaupt tomó la determinación de afiliarse a la masonería y ordenó la infiltración y el dominio de la misma.

En 1782, en una reunión de la masonería continental, los Illuminati intentaron la proeza sin éxito, por la oposición de la Gran Logia de Inglaterra y los recelos de Los Iluminados Teósofos y del Gran Oriente de Francia.

El 22 de junio de 1784, el Elector de Baviera intuyó el peligro que suponían Los Illuminati para la Iglesia católica y las monarquías, debido a su ideología revolucionaria, igualitaria y libertaria, y aprobó un edicto contra éstos y la masonería. En 1785, el edicto se confirmó y Weishaupt marchó al exilio de Ratisbona, para dirigir la Orden desde el extranjero y fallecer el 18 de noviembre de 1830.

Los restos de la Orden de Los Illuminati tuvieron dos destinos: Europa y Estados Unidos. Así, la implicación de los restos de la Orden en Europa en la Revolución francesa está fuera de toda duda. El conde de Mirabeau introdujo la Orden en Francia y los revolucionarios Saint-Just, Camile Desmoulins, Danton, Herbert y Marat fueron miembros de Los Illuminati. El famoso Conde de Cagliostro, que participó en las tramas del proceso revolucionario francés, creó la Masonería egipcia y fue asesinado en los calabozos de la Inquisición, también recibió la iniciación en las logias de Weishaupt.



Otra cuestión muy diferente es la prolongación de Los Illuminati en tierras norteamericanas. Si es posible asegurar que Los Illuminati desaparecieron de Europa en las primeras décadas del siglo XIX, de forma y manera absoluta, resulta inexacto afirmar lo mismo en el caso de Estados Unidos. Existen demasiadas pruebas que permiten afirmar lo contrario: el sello del dólar de Estados Unidos, las órdenes norteamericanas que se declaran hoy herederas de Los Illuminati y una serie de cartas que resultan reveladoras, sobretodo cartas del siglo XIX.

Así, en 1785, se constituyó la Logia Colombia de la Orden de Los Illuminati en New York, a la cual se afiliaron como Hermanos el gobernador De Witt; un ancestro de Franklin Delano Roosevelt, Clinton Roosevelt; Horace Greeley, director del Tribune; y el mismísimo Jefferson. Aquí, encontramos el embrión de la Orden de Los Illuminati en Estados Unidos, justo un año después de la prohibición en Baviera. La presencia en Estados Unidos de Los Illuminati se ha mantenido durante dos siglos, es decir, hasta el presente, pero en organizaciones iluministas (The Order, Skull&Bones, The Shriners, Grand Lodge Rockefeller) algo alejadas de las creencias de Los Illuminati bávaros, del Rito de Los Iluminados de Baviera y de las enseñanzas de Weishaupt.

Un ejemplo de esa presencia lo encontramos en un hecho histórico: el presidente estadounidense F.D. Roosevelt, miembro de los Shriners, ordenó que apareciesen en el dólar norteamericano la pirámide truncada con el triángulo y el ojo "que todo lo ve" en la parte superior (símbolo de Los Illuminati de Weishaupt), los trece escalones de la pirámide (13 grados del Rito de los Iluminados de Baviera), las inscripciones en latín Annuit Coeptis y Novus Ordo Seculorum, la fecha 1776 (fecha de la fundación de Los Illuminati de Baviera). El sello de la pirámide, para muchos, coronó una muy larga tradición iluminista en los EE.UU.

Ya en años más recientes, en concreto en 1995, Gabriel López de Rojas fundó en Barcelona (España) la Orden Illuminati, tras contactar con dos miembros de Los Illuminati de Estados Unidos, y recuperó el Rito de Los Iluminados de Baviera de Adam Weishaupt de trece grados de iniciación, el credo igualitario y libertario de Los Illuminati bávaros y sus enseñanzas más iniciáticas. La Orden Illuminati tuvo un crecimiento lento hasta 1999, para luego crecer y extenderse por medio mundo, entre aquellos que desearon conocer sus misterios iniciáticos. La Orden Illuminati, hoy, está extendida en más de una decena de países y es la auténtica sucesora de Los Illuminati bávaros.

En el seno de sus enseñanzas, se encuentra el Liber Zión, un texto revelado por Baphomet a Gabriel López de Rojas en 1999-2000, que proclama el inicio de la Era de Zión, basada en un Nuevo Orden Mundial cuyos pilares son la Libertad y la Igualdad auténticas, Nuevo Orden que siempre desearon Weishaupt y Los Illuminati bávaros.



Los francmasones y los Illuminati

Adam Weishaupt logró reclutar un gran número de pensadores, filósofos, artistas, políticos, analistas, etc, a su causa por lo cual lograron infiltrarse en las logias francmasónicas de Baviera y luego de Europa, pero luego entraron en conflicto con las mismas tras disputas con la Gran Logia de Inglaterra y los martinistas en el Convento masónico de 1782. Escritos de Weishaupt en el que denuncia a estos masones prueban lo expuesto.

Otros Illuminati en Europa

Existieron aparte de los Illuminati de Baviera otras sociedades como:

* Los Alumbrados de España. Cuya fundación es anterior a los Illuminati Bávaros.
* Los Illuminés de Francia.


El fin de la sociedad

Tiempo después del control sobre las logias francmasónicas que duró varios años la Inquisición descubrió los planes que tenían los Illuminati de derrocar la iglesia católica y comenzó con la persecución y arresto de los miembros hasta erradicarlos por completo.

Los restos de los Illuminati fueron a parar a Estados Unidos y Francia. En EE.UU., participaron en la creación de la Logia Colombia y de los Skull & Bones, más tarde la primera conocida como Gran Logia Rockefeller. En Francia, participaron en los sucesos revolucionarios.

Símbolos Illuminati en el billete de un dólar

En el billete de un dólar que es usado hoy en día aparece el "ojo que todo lo ve", un símbolo illuminati que significa la clarividencia. La pirámide simboliza resistencia y fortaleza mientras que el ojo es el poder de saber todos los secretos, en la zona inferior de la pirámide aparecen las letras MDCCLXXVI que en números romanos es 1776, año de la independencia de Estados Unidos de America y además, años de la creación de los illuminati. Cabe destacar la aparición de las palabras "Novus Ordo Seculorum" traducido al latin como "Nuevo Orden Secular". Ademas, la frase del otro lado del billete de dolar dice: "Que dios este contigo", algo totalmente contrariado a lo de "Novus Ordo Seculorum".

Los Illuminati en la cultura popular

Lista de apariciones de los Illuminati en la cultura popular:

* La Trilogía The Illuminatus!, la famosa serie de novelas de ciencia ficción satírica escritas por Robert Shea y Robert Anton Wilson, inexplicablemente nunca traducidas al castellano, ha infuído de una u otra manera en todos los trabajos de ficción sobre los Illunimati.
* El libro "Ángeles y demonios", una novela de misterio escrita por Dan Brown.
* Los juegos de cartas "ILLUMINATI" e "ILLUMINATI: NWO" creados por Steve Jackson y producidos por Steve Jackson Games, inspirados en la Trilogía The Illuminatus!.
* En el juego para computadora "Deus Ex" de Eidos Interactive, Inc.
* En el juego para GameCube y PS2, Resident Evil 4
* En la serie de dibujos animados Gargoyles
* En la película alemana "23".
* En la película "Tomb Raider"

El Oscurantismo

Es como se conoce al período comprendido por la Edad Media (476, fecha de la caída del imperio romano de occidente y el año 1453 año en que cayó el Imperio Romano de Oriente, aunque su influencia se extendió aunque menguada hasta el siglo XVIII).

La oscuridad de la mente humana se hacía palpable, ante la imposibilidad de cuestionar los dogmas religiosos, verdades reveladas que no admitían crítica, ni posibilidad de prueba.

La Iglesia adquirió en esta etapa un inmenso poder que trascendía el ámbito religioso, y así como la adopción del cristianismo hacia fines de la Edad Antigua, durante el mandato del emperador Teodosio, a través del edicto de Tesalónica (24 de noviembre de 380) significó un gran progreso, humanizando las costumbres, en la Edad Media, se produjo un gran retroceso científico, al impedirse elaborar teorías que pudieran contradecir los dichos bíblicos.

El derecho a la libre expresión de las ideas fue coartado al punto tal, que muchos que se atrevieron a ejercerlo terminaron condenados por los Tribunales de la Inquisición.

La antigüedad griega y romana con la profundidad de sus pensamientos, sobre todo los procedentes de Atenas, debieron sufrir un profundo y prolongado letargo, del que despertaron en el siglo XV, cuando el Renacimiento, vino a poner otra vez, las expresiones artísticas y filosóficas, en el ámbito de la libertad creativa. En la Edad Media, el arte y la filosofía tenían un único tema: el religioso cristiano. Los clásicos latinos fueron sin embargo preservados, no así los griegos.

El centro de las preocupaciones humanas, fue Dios (teocentrismo) y hacia allí debían dirigirse todas sus acciones, para lograr una vida virtuosa, de un hombre que llevaba en su propia esencia el pecado original, con derecho a una vida plena solo en el más allá.

En el siglo XI se organizaron las Cruzadas, contra los turcos seléucidas que impedían los peregrinajes hacia Tierra Santa, y así en nombre de la fe, se gestaron luchas encarnizadas contra los infieles, con el fin de unificar la cristiandad. Un mundo cristiano, y un pensamiento cristiano, pusieron al hombre y sus ideas, de rodillas ante Dios. La búsqueda de la verdad científica no era necesaria ante la existencia de la única verdad posible: la revelada por el Creador.

La cultura de la época estaba en manos de los clérigos, que monopolizaban los saberes. El trabajo no debía tener fin de lucro, sino la mera supervivencia.

El descubrimiento de las nuevas tierras americanas, en el siglo XV, por la expansión ultramarina europea, significó un gran avance para el conocimiento de la época. El mundo se amplió geográficamente, y el hombre comenzó paralelamente a abrir su mente a ideas nuevas, naciendo el Humanismo.

Sin embargo la lucha de la luz sobre las tinieblas de la mente, no fue fácil ni repentino. Galileo Galilei, por ejemplo, en pleno siglo XVII, fue censurado por sus hallazgos científicos por parte de la Iglesia. Sus estudios que confirmaron la teoría heliocéntrica copernicana, le valieron una condena por la que debió retractarse de sus descubrimientos.

El Renacimiento, la división del cristianismo en católicos y protestantes, con el consiguiente debilitamiento de la Iglesia católica y las ideas del Iluminismo, hicieron nacer una nueva forma de pensamiento crítico, que conduciría a la Revolución Francesa.

Réquiem


Bajo el vasto y estrellado cielo,
cavad la tumba y dejadme yacer allí.
Viví con alegría y muero con alegría,
y me he acostado a descansar con ganas.

Sea éste el verso que ustedes graben para mí:
“Aquí yace donde quería yacer;
ha vuelto el marinero, ha vuelto del mar;
y el cazador ha vuelto de la colina”.

Robert Louis Stevenson.

El árbol del Orgullo



Si bajan a la Costa de Berbería, donde se estrecha la última cuña de los bosques entre el desierto y el gran mar sin mareas, oirán una extraña leyenda sobre un santo de los siglos oscuros. Ahí, en el límite crepuscular del continente oscuro, perduran los siglos oscuros. Sólo una vez he visitado esa costa; y aunque está enfrente de la tranquila ciudad italiana donde he vivido muchos años, la insensatez y la trasmigración de la leyenda casi no me asombraron, ante la selva en que retumbaban los leones y el oscuro desierto rojo. Dicen que el ermitaño Securis, viviendo entre árboles, llegó a quererlos como a amigos; pues, aunque eran grandes gigantes de muchos brazos, eran los seres más inocentes y mansos; no devoraban como devoran los leones; abrían los brazos a las aves. Rogó que los soltaran de tiempo en tiempo para que anduvieran como las otras criaturas. Los árboles caminaron con las plegarias de Securis, como antes con el canto de Orfeo. Los hombres del desierto se espantaban viendo a lo lejos el paseo del monje y de su arboleda, como un maestro y sus alumnos. Los árboles tenían esa libertad bajo una estricta disciplina; debían regresar cuando sonara la campana del ermitaño y no imitar de los animales sino el movimiento, no la voracidad ni la destrucción. Pero uno de los árboles oyó una voz que no era la del monje; en la verde penumbra calurosa de una tarde, algo se había posado y le hablaba, algo que tenía la forma de un pájaro y que otra vez, en otra soledad, tuvo la forma de una serpiente. La voz acabó por apagar el susurro de las hojas, y el árbol sintió un vasto deseo de apresar a los pájaros inocentes y de hacerlos pedazos. Al fin, el tentador lo cubrió con los pájaros del orgullo, con la pompa estelar de los pavos reales. El espíritu de la bestia venció al espíritu del árbol, y éste desgarró y consumió a los pájaros azules, y regresó después a la tranquila tribu de los árboles. Pero dicen que cuando vino la primavera todos los árboles dieron hojas, salvo este que dio plumas que eran estrelladas y azules. Y por esa monstruosa asimilación, el pecado se reveló.


-G.K. Chesterton-